Habían
pasado ya varios días desde el “accidente” en el Bosque. Todavía no era capaz de
comprender qué pasó realmente, pero tampoco tenía mucho tiempo para pensar. Seguía
trabajando, ya que para mi sorpresa, mi jefe decidió no hacer caso a los
comentarios que circulaban por el pueblo, aunque tampoco me dirigía la palabra.
Creo que, en el fondo, era miedo y pena lo que sentía hacia mí. Teníamos
demasiados problemas en casa, sobre todo para comer, ya que algunos mercaderes
se negaban a venderle comida a mi madre. La gente nos miraba raro, pintadas en
nuestra puerta con la palabra “BRUJA” aparecían día tras día. Donovan y su
padre habían conseguido poner a todo el pueblo en nuestra contra. Ya nadie quería
comprarnos la fruta… y la verdad, era una situación demasiado complicada que
estaba pudiendo con la salud de mi madre. Todo se estaba volviendo muy cuesta
arriba, pero mi madre desechaba la idea de viajar a otra aldea. Esa aldea,
nuestra aldea, era su vida, y se negaba a dejarla atrás. Demasiados recuerdos
inundaban su mente, y sabía que para ella sería demasiado doloroso dejarlo todo
atrás, y más aún de esa forma…
Sabía
que mi madre empeoraba día tras día. Su salud no mejoraba y su luz se iba
apagando lentamente. Lo sabía, pero no podía hacer nada por evitarlo. Los
sanadores decían que era por mi culpa, que la maldición del Bosque había
llegado conmigo, y que no había salvación posible para mi madre. Era una bruja
maldita, y había traído el mal a mi casa.
Aquel bosque era el lugar más extraño en el que había estado, pero al mismo tiempo, era el único sitio en el que me sentía segura. Estaba a gusto, sentía que no tenía que preocuparme por nada, que allí nadie me encontraría y que realmente podría llegar a ser de nuevo feliz. Sentía que, quizás, aquel era el lugar donde podría empezar mi nueva vida, donde podría olvidar todo el pasado y empezar de cero.
Todas
las noches, mientras mi madre dormía, yo me acercaba a la linde del bosque, a
escucharlo… El silencio que allí existía y la paz que transmitía me relajaban.
Nadie ha sido nunca capaz de acercarse a él por miedo, pero en mí… en mí tenía el
efecto contrario. Creo que era el único sitio en el que me encontraba a gusto.
Era irónico, ya que el último recuerdo que tenía de aquel bosque era el más
desagradable de mi vida, pero me sentía segura junto a él. Era como si, en el
fondo, intentara protegerme a su manera.
¿Y
qué podía hacer yo? ¿Cómo negárselo? Sabía que aquello no era verdad, pero es
demasiado complicado hacerle ver a alguien tan ciego que esas suposiciones son
absurdas, que mi madre realmente estaba enferma, que seguro que había algo que
pudiera salvarla, pero nadie me escuchaba. Era una proscrita en aquella aldea,
y nadie quería saber nada de mí. Para ellos, aunque conocían a mi madre desde
siempre y sabía lo noble que era, en aquellos momentos no éramos más que dos
mujeres maldecidas por un bosque, y que debían morir para que la maldición no
se extendiera al resto de la aldea. Por eso no hicieron nada, por eso la
dejaron morir lentamente, hasta que finalmente la oscuridad se apoderó de ella…
¿Y ahora qué? Tanto tiempo luchando, tanto
tiempo demostrando lo que vales, y ahora, en un suspiro, te vas… ¿Y ahora cómo
sigo yo adelante? Eras la única que me quería, eras la única que me entendía y
que no me juzgaba, porque creías en mí de verdad. ¿Cómo continúo con mi vida?
Aquí nadie me quiere, y ahora que tú ya no estás, querrán que me vaya de aquí…
siguen pensando que soy una bruja, a pensar de que no ha vuelto a suceder nada
desde aquel día, hace un dos años ya…
No
sabía que me ocurriría, no sabía qué sorpresa o desgracia me tenía el destino
preparado, sólo sabía que debía abandonar aquel horrible lugar, ya no era
seguro. Tal vez este era el momento perfecto para vivir, para intentar cumplir
esos sueños que tanto imaginaba de pequeña. Tal vez era hora de demostrarle al
mundo que yo sola era capaz de salir adelante, que no necesitaba ningún hombre
que pelara por mí, ni trabajara, ni viviera por mí… Tal vez era el momento de
tomar las riendas de mi vida y de mi futuro.
Oí
ruidos fuera. Tal como esperaba, venían a por mí. Querían que me marchara, no
quería que la ‘maldición’ se propagase, no querían una oveja negra en su
rebaño, una mancha que oscureciera su nombre, una ‘bruja’. Pero, ¿a dónde se
supone que debía ir? No tenía nada preparado, no sabía qué llevarme, y tampoco
sabía qué rumbo tomar. Cada vez oía los gritos más cerca, y el miedo empezaba a
apoderarse de mí. No sabía qué hacer, estaba acostumbrada a que mi madre
respondiera por mí. Desde que mi padre murió, siempre cuidaba de mí, tal vez me
protegió demasiado, pero aunque yo era fuerte y luchadora, ella era un gran
apoyo para mí, un apoyo enorme que se había esfumado por completo, dejándome
sola. Sola ante la vida, sola ante el peligro.
Empezaron
a aporrear la puerta y a gritar mi nombre, mientras otras muchas voces coreaban
‘bruja’ y ‘muerte a la maldita’. Preparé algo de comida y la envolví en la
capa de mi madre, me vestí con la ropa más cómoda que tenía y me dispuse a
salir por la ventana trasera, mientras seguía escuchando sus voces y sus
amenazas de fondo.
Eché
a correr. Corrí lejos, todo lo rápido que podía, sin rumbo y sin mirar atrás. Corría
dejándome la vida en ello. Corrí sin parar, hasta que poco a poco sus voces se
fueron apagando. Corrí sabiendo que toda mi vida quedaba atrás, junto con las lágrimas
que mis tristes ojos color miel iban dejando. Corrí más rápido hasta que, sin
saber realmente cómo, llegué allí. Otra vez aquel bosque, otra vez aquel
misterioso pero tranquilizador lugar. Entré sin pensármelo dos veces, sabiendo
que allí nadie sería capaz de seguirme. Era mi única escapatoria, la única
salvación posible. Seguí corriendo una vez dentro del bosque, sentía que si me
detenía sería un tremendo error, así que no lo hice. Continué hasta que llegué
a un pequeño claro, con un lago en su centro. Estaba muy adentrada en el
bosque, sabía que nadie me seguiría hasta allí, así que por fin me detuve,
antes de quedarme sin aliente. No me sentía las piernas, las tenía adormecidas
de tanto correr. En aquel lugar no se oía nada, ni un pájaro, ni un animalillo
salvaje, ni siquiera el viento. Allí sólo había paz y tranquilidad, aquella que
yo llevaba tiempo sin sentir y que sin duda necesitaba.
Me
derrumbé. Caí al suelo, junto a la fresca y clara agua del lago, y dejé que
todos mis sentimientos acumulados salieran por fin a la superficie. Empecé a
llorar como hacía tiempo que no podía. Lloré por todo, por lo que pasó hace dos
años, por todo lo que habíamos vivido desde entonces, por mi madre, por mí, por
esta huida, por todo. Lloré
desconsoladamente durante más tiempo del que esperaba. Mis lágrimas apenas tenían
tiempo de salir de mis ojos cuando otras nuevas las empujaban para salir también.
Y así, entre ese llanto incesante y tan necesario, conseguí relajarme. Por fin
sentía que una inmensa tranquilidad me invadía poco a poco, haciéndome olvidar
todo lo malo y devolviéndome la paz interior que hacía tiempo que no sentía. Siempre
que me acercaba al bosque sentía esa paz, pero en aquella ocasión era
diferente. En aquel momento sentía una fuerza superior, una suave brisa que me
acariciaba, como si intentara consolarme, como si el propio bosque sintiera mi
tristeza y quisiera apaciguarla. Como si quisiera hacerme olvidar todo el
dolor, todo el sufrimiento que mi cuerpo albergaba, para que pudiera volver a
ser feliz.
Aquel bosque era el lugar más extraño en el que había estado, pero al mismo tiempo, era el único sitio en el que me sentía segura. Estaba a gusto, sentía que no tenía que preocuparme por nada, que allí nadie me encontraría y que realmente podría llegar a ser de nuevo feliz. Sentía que, quizás, aquel era el lugar donde podría empezar mi nueva vida, donde podría olvidar todo el pasado y empezar de cero.
Dejaré de llorar, ya no es necesario. Sé
que ahora estarás en un lugar mejor y, al igual que yo, volverás a ser feliz.
Volveremos a sonreír, y volveremos a ser libres, como siempre soñamos. Comienza
una nueva etapa en mi vida, pero ante todo, quiero que sepas que…
Siempre te querré, madre.
Qué horrible la gente del lugar. ¿Bruja, en serio? ¡Como si ella hubiese hecho algo malo! Tenga "poderes" o no, no hizo nada para que la persiguieran.
ResponderEliminarNo esperaba que se le muriese la madre... qué horror. Aunque no hay mal que por bien no venga, y por lo menos ahora va a lograr ser felíz...
Tu forma de describir hace que la historia me de unas imágenes mentales preciosas, en especial del bosque. Le da cierta "vida" al relato.
Sonará loco, pero yo quiero un bosque así.
El capitulo es muy emotivo, ya sospechaba que la madre había muerto, pero cuando me lo has confirmado en la ultima frase me he quedado helada igual.
ResponderEliminarCreo que la protagonista no merece que la llamen bruja y la desprecien de esa forma, cuando la unica víctima esa noche fue ella.
Un besp
que pena lo de la madre!!!! pero estoy con las palabras de ella.. Solo necesita a ella para sobrevivir..
ResponderEliminara ver que pasa... ah! por cierto! me dijiste que me recomendabas leer el manga death note.. y era para preguntarte si me recomiendas alguno mas? es que yo no entiendo de ellos, pero en verdad siento curiosidad.. y me gustaría empezar a leer.. por eso están en mi lista, a ver cuando los consigo si no es en una librería tendrá que ser en internet.. jeje
Hola Shenia!!!
ResponderEliminarMe encantó el capítulo, que triste que haya perdido a su madre, y porqué le siguen llamando bruja. Bueno, como siempre dicen el bueno siempte paga lo que hace el malo.
Siento mucha curiosidad por lo que hay en el bosque *-*
Te sigo leyendo :)
Cuidate mucho!
Con lo de "Bruja" en la puerta se han pasado, digo yo.
ResponderEliminarEl resto del capítulo, me ha enamorado como está narrado.
Besos :)
Tu forma de narrar hace que yo también me sienta atraída por el bosque ^^ ¡Y qué pena lo de su madre! Se las "veía" tan unidas... espero ver como le va a la protagonista en su nueva vida en el bosque :)
ResponderEliminarPor cierto, tienes un nuevo premio en mi blog :3
Un besito ;)
T^T Casi me hace llorar la muerte de la madre >.< con lo unidas que estaban. Cada vez odio más a Donovan y a su padre por poner al pueblo en contra de la protagonista.
ResponderEliminarY yo ya me sentía atraída por el bosque desde el primer capítulo...amo el misterio *.*
Sin duda, seguiré leyendo ^^
Un beso!! :))