lunes, 26 de agosto de 2013

Una nueva verdad.

     Nos pasamos varios días caminando, hablando, contando anécdotas, conociéndonos todos un poco más. Sabía que aquel viaje sería importante para mí, pero nunca pensé que podría conocer gente tan maravillosa. Sinceramente, nunca había peleado, pero echaba de menos un poco de acción en aquella aventura personal, supongo que quería vivir una como aquella que contaban los artistas, peleando contra ladrones, espiando a "los malos", pero la verdad es que no sabía si aquellas historias serían reales o no. Aún así, algo me decía que la acción que tanto ansiaba, llegaría tarde o temprano...

     Nuestro nuevo compañero, Evan, era bastante agradable. Apenas lo conocí, supe que se podía confiar en él. No sabría decir exactamente por qué, pero tenía algo que me transmitía tranquilidad, confianza. Supongo que el hecho de que se llevara tan bien con Eras ayudaba. Parecían como hermanos, todo el tiempo gastándose bromas, peleando, probando a ver quién era mejor de los dos... Era verdaderamente gracioso verlos juntos. Break y yo no parábamos de reír, y sentía que era bueno que Evan hubiera llegado. Apenas había visto a Break sonreír, siempre con su semblante serio, y Eras... él parecía un niño, era como si cuando estaba con Evan, recuperara su infancia perdida. Era realmente feliz de verlos a todos así. 

     Esa noche preparamos un fuego para cenar y calentarnos, como siempre, sólo que esta vez Eras no se fue a vigilar, como siempre, sino que se quedó con nosotros. Break preparó algo de cena, y en seguida lo devoramos todo. Estábamos hambrientos. Tantas horas caminando nos agotaban, y cada vez estábamos más cerca de las montañas, por lo que también teníamos más frío.

     Estaba temblando junto al fuego, y Eras se acercó a mí para arroparme. Era tan atento conmigo, que a veces pensaba que realmente todo aquello era un sueño, un maravilloso sueño del que no quería despertar nunca.

     Comenzamos a hablar, contando cosas de nuestro pasado. Evan me estuvo preguntando acerca de mi vida, de mis padres, y al contarle que mi madre murió justo antes de que llegara al Bosque, su rostro se tornó mucho más serio.

     — Parece que aquí todos tenemos la maldición de las familias, ¿no? — dijo intentando que sonara a risa, pero esa jocosidad no llegaba a sus ojos.

     Noté cómo Eras se tensaba a mi lado, aunque no sabía por qué, y la curiosidad, como siempre, me pudo.

     — ¿Por qué lo dices?

     — No creo que sea buena idea hablar de esto — respondió Eras.

     — Vamos, amigo, no debes ponerte así, a mí no me importa hablar del tema...
 
     — Pero a mí sí — replicó Eras muy serio.

     — Va siendo hora de que asumas las cosas Eras, y de que empieces a vivir con ello como algo normal. Sabes que para mí esto no es ningún inconveniente, y que eres como mi hermano. Ya debería de haberte quedado claro.

     — ¿De qué habláis? — dije más curiosa e intrigada de lo que quería.

     — Verás, Daphne, digamos que el pasado de Eras y el mío están más ligados de lo que parece, además de nuestros nombres... ¡Menos mal que no nos parecemos en nada más!, ¿verdad Eras? — dijo entre una sonrisa, pero el rostro de Eras no cambió lo más mínimo —. En fin... mis padres murieron en un incendio.

     — ¿Como tu madre? — dije mirando a Eras.

     — CON mi madre... — su rostro se ensombreció, y aunque empezaba a comprender qué estaba pasando, no conseguía hallar la solución a la relación que había entre esas muertes.

     — Murieron en el mismo incendio — dijo Evan, al ver mi cara de incomprensión.

     — Pero, ¿cómo es posible?

     — Yo vivía en la misma aldea y, cuando comenzó el incendio, mis padres intentaron salvar a la mujer que gritaba dentro. Pero por supuesto, aquel fuego no era normal, y nunca volvieron a salir. Yo había visto a Eras alejarse antes de que comenzara el incendio, por lo que decidí seguirlo y ver a dónde se dirigía, pero le perdí la pista, y al regresar, me comunicaron que mis padres habían fallecido. Entonces decidí que vengaría sus muertes, que ellos no eran culpables de nada y de que aquel misterioso hombre lo pagaría. Y así fue como partí en su busca, hasta que llegué hasta aquí. Era como si el Bosque me quisiera dentro, no sé, este Bosque no es normal, me di cuenta en cuanto entré, pero nunca pensé que, desde aquel momento, se convertiría en mi hogar. Finalmente encontré a Eras, y creo que, al verlo tan poderoso pero tan triste, me apiadé de él, y antes de realizar mi venganza quise saber el motivo de la suya, el por qué de aquel incendio y de aquellas muertes. Me contó su historia, y me juró una y otra vez que su intención no era matar a nadie, simplemente se descontroló y su poder se le fue de las manos. No esperaba que nadie quisiera salvarla, y por supuesto, su intención no era ni mucho menos acabar con mis padres. Yo era tan sólo un chiquillo, y aunque me sorprenda por ello, no reaccioné como cualquier muchacho de mi edad, sino que le comprendí. Sentía que decía la verdad, y veía que no había maldad en él, sólo dolor, demasiado. Más dolor del que un cuerpo es capaz de soportar, y que quizás por eso no era capaz de controlar su poder. Me lo contó todo, como Ella lo acogió y como lo hizo Elrath. Y desde ese momento, quise quedarme con él. Ambos estábamos solos en el mundo. Ambos necesitábamos a alguien que cuidara de nosotros, y a mí no me importaba trasladarme aquí, ya no me quedaba nada en mi aldea por lo que volver. Así que lo decidí, y desde aquel momento, fuimos como hermanos. 

     — Pero cuando yo llegué, Eras estaba solo.

     — Exacto. Cuando supimos de tu llegada, yo me marché. Fui en busca de Athena, para informarle de tu llegada, y luego quedé con Eras en que esperaría vuestra llegada por esta zona.

     — ¿Lo teníais todo planeado antes de que llegara? — pregunté estupefacta.

     — Ya te dije que sabemos mucho sobre ti — me susurró Eras, con un pequeña sonrisa entre sus labios. Me alegraba volver a verle sonreír.

     Quizás sea por que sé que no es mala persona, quizás, porque siento cosas por él, quizás porque me ha demostrado desde el primer momento que puedo confiar en él, pero no me sorprendí al escuchar la historia. No era de extrañar que alguien más saliera herido en aquel incendio, pero sin duda, no era su intención. Y el comprobar que Evan había pensado de la misma forma, hizo que me alegrara. Eras se culpaba siempre por todo lo que hizo, pero realmente, y aunque estuviera mal, creo que ya había pagado bastante sus pecados, y que ya se había castigado bastante. Como dijo Evan, ya era hora de que aprendiera a vivir con ello, y que dejara de infligirse ese autocastigo... Pero supongo que, como todo el mundo, sólo necesitaba más tiempo... y nuestro apoyo.

6 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho este fragmento, el ambiente que logras creas y los personajes :)
    Besos,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias =)
      Me alegra mucho que te haya gustado.
      Un beso! ♥

      Eliminar
  2. Ohhh pobre pasado el de los dos chicos.
    Pues si Daphne siente buenas vibraciones, es que Evan será bueno de verdad.
    Un beso! :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra saber que confías tanto en ella ^_^
      A partir del lunes espero poder continuar la historia y, por fin, seguir llevando el orden que tenía antes =D
      Un beso! ♥

      Eliminar
  3. Es lindo verlos a todos juntos, al igual que saber que Eras tiene a alguien que lo apoya así de mucho además de Daphne... sin duda ambos tienen un pasado trágico, pero es bueno que hayan sabido acompañarse y cuidarse entre ellos, tener a alguien que es como un hermano para uno es un alivio inimaginable para cualquiera, más en esa situación.
    Hermoso capítulo, espero que puedas volver a esta historia dentro de poco :).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra saber que te ha gustado. Siempre necesitas a una persona especial, alguien que nos entienda, que nos ayude, y Eras puede contar con Evan para todo esto, además de Daphne, por supuesto.
      Espero poder continuarlo muy pronto ^^
      Un beso!

      Eliminar