El
silencio invadía el aire que nos rodeaba. Después de lo ocurrido, nadie se
atrevía a decir nada. No sé si por miedo, por desconocimiento de lo que había
ocurrido, o simplemente porque estaban tan impactados que no eran capaces de
pronunciar palabra alguna. Empezamos a rodear la montaña, en busca del sendero
oculto que nos llevaría hacia Athena. Sentía muchas ganas de conocerla, tenía
demasiadas preguntas que hacerle. En aquel momento me sentía confundida,
asustada. No sabía qué estaba pasando conmigo, en qué me estaba convirtiendo,
pero tenía mucho miedo, más miedo del que había sentido nunca, y lo peor, es
que ese miedo era de mí misma. ¿Y si mi poder se descontrolaba? ¿Y si hería a
alguien por accidente? No podía permitir que eso ocurriera.
Nos
detuvimos frente a un lugar lleno de matorrales. No veía nada especial allí,
pero parecía que aquel era el lugar. Esperaba ver un sendero o algo, pero por
el contrario, sólo había matojos y más montaña. Desde luego por allí no se
llegaba a ninguna parte.
Entonces
Eras se acercó a la pared de la montaña, y apartando algunas hojas, pude ver
que había una marca sobre ella. Eran varias hojas entrecruzadas, formando un
círculo, y en medio, una estrella. No sabía qué era, pero supe que no tardaría
mucho en averiguar su significado. Eras puso una mano sobre ella, y pronunció
unas palabras en una voz tan baja, que apenas pude oír qué decía. Sólo sé que
nunca había escuchado ese idioma. Supuse que sería el mismo que el de mi
espada. Cuando acabó, no ocurrió nada. Pensaba que un sendero oculto se abriría
ante nosotros, o que la montaña se movería, quién sabe. Pero quizás había
escuchado demasiadas historias que me hacían imaginar más allá de la realidad.
Sin embargo, Eras me cogió de la mano, mientras que la otra se la di a Evan, y
éste cogió a Break. Eras caminó hacia la pared de la montaña, y para mi
sorpresa, la atravesamos. Una vez al otro lado, mis ojos se abrieron
estupefactos, al ver la belleza que escondía la montaña. Ahí estaba el camino,
pero no era un sendero rocoso y arenoso como antes, sino que estaba ante un
lugar más mágico que el Bosque si cabe. Había miles de plantas de colores,
árboles que no había visto nunca, luciérnagas que volaban de un lado a otro,
mariposas de todos los tamaños y colores. Era increíble, era mágico. Había todo
un mundo dentro de esa montaña, un mundo oculto, un mundo aparte. Sólo unos
privilegiados eran capaces de verlo y de adentrarse allí, y yo era una de
ellos.
Caminamos
durante bastante tiempo por allí. No podía dejar de mirar a mi alrededor, de
ver cada detalle de aquel lugar. Las plantas parecían tener vida propia, se
balanceaban de un lado a otro, sin ningún tipo de aire o viento que las
moviese, era como si bailaran por voluntad propia. La felicidad y la paz se
respiraba en el aire, y no había nada mejor que sentir aquello. Era agradable,
placentero, después de la pelea que acabábamos de disputar, aquello era sin
duda lo que más necesitábamos.
Ninguno
de nosotros habló en todo el trayecto. Todos estábamos disfrutando de la
belleza y la paz de aquel lugar mágico. Era como estar dentro de un sueño.
Pequeños pájaros que no conocía volaban entre nosotros, algunos incluso se
apoyaban en nuestros hombros. No tenían miedo, no tenían por qué tenerlo,
porque sabían que allí nadie les haría daño. Al cabo de un rato, llegamos a lo
que parecía la cima de la montaña, aunque seguíamos estando dentro de ella. Un
enorme llano se extendía ante nosotros. Había muchas columnas, columnas de
piedra con inscripciones y símbolos grabados en ellas. Numerosa enredaderas se
abrazaban a ellas, y una gran cantidad de flores surgían entre sus hojas. Aquel
lugar tenía aún más color que el resto del camino que acabábamos de recorrer.
Tonos amarillos, rojos, azules, violetas, naranjas, rosas… Miles de colores que
rodeaban aquello, mientras las luciérnagas, las mariposas, los pájaros, y
muchos animales más que desconocía danzaban libremente por allí.
—
Bienvenidos, amigos — una voz femenina salió de algún rincón de aquel lugar. No
sabría decir de dónde exactamente, pues su voz resonó por todo el llano.
Entonces, una mujer apareció de lo que parecía una pequeña cueva escondida a la
derecha del lugar. Era alta, esbelta, y su voz era tan dulce que invitaba a
seguir escuchándola. Llevaba una gran túnica gris oscura que la cubría hasta la
cabeza. No le veía el rostro, pero unos cabellos rojos como el fuego y rizados
caían sobre su pecho. Tenía la sensación de que debía ser preciosa. Un enorme
ciervo la acompañaba. Todos se arrodillaron ante ella, pero yo me quedé
hipnotizada, pues cuando se descubrió el rostro, confirmé que era realmente
preciosa. Un rostro verdaderamente perfecto se mostró ante mis ojos. Su piel
parecía de porcelana, era tan pálida, con sus mejillas ligeramente sonrosadas,
y tenía una piel tan lisa, que parecía más vulnerable de lo que esperaba. Era
tan hermosa, que no lograba comprender qué hacía oculta en aquel lugar. Sus
enormes ojos verdes me enamoraron, y me sentí cohibida cuando miraron
directamente a los míos. Me puse nerviosa, y me di cuenta que quizás debía
arrodillarme ante ella como los demás, así que me dispuse a hacerlo, pero ella
me interrumpió.
—
No debes hacerlo, Daphne. Ninguno de ellos debería, pero son demasiado
testarudos para hacerlos cambiar de opinión tras todos estos años, ¿me
equivoco, Eras? — el brillo de sus dientes me hipnotizó tanto o más que el
resto de ella. Tenía una sonrisa preciosa.
—
Athena… — todos inclinaron la cabeza a la vez, justo antes de levantarse.
—
Os esperaba con ganas, quería ver con mis propios ojos a la chica. Eres
exactamente cómo esperaba.
Creo
que era la primera vez que me decían eso desde que me adentré en aquel bosque. Todos
me esperaban diferente, todos creían que sería… ¿más alta?, ¿más fuerte?
Realmente no sé lo que esperaban de mí, pero está claro que estaban
decepcionados. Es por eso que me sorprendió, a la vez que alegró bastante, su
comentario.
—
No pongas esa cara, cielo, digamos que yo tengo ventaja frente a los demás. Ya te
había visto antes, en mis sueños, y sabía que no tardarías mucho más en llegar
a mí.
—
¿Eres… bruja?
—
Oh, creo que nunca me habían llamado bruja — soltó la risita más tierna que oí
jamás —. Digamos que yo prefiero llamarme hechicera, vidente, y otros términos
similares. Bruja me suena algo despectivo, pero esa sólo es mi opinión. Te vi
en mis sueños hace tiempo, y sabía que tú eras la esperanza que necesitaba este
bosque, su salvación. Por eso le pasé el mensaje a Eras, y le pedí que
estuviera atento, y que llegado el momento, te trajera hasta mí — le dirigió
una mirada a Eras y le sonrió —. Y además veo que no ha venido sólo en su viaje
— entonces desvió su mirada hacia nuestros dos acompañantes —. Me alegro mucho
de verte, Break, y a ti también Evan, te daba por perdido en otros mundos.
—
Jamás podría abandonar este bosque, mi señora.
Tanto
su forma de mirarla, de tratarla, y de hablarle, demostraban muchísimo respeto.
Debía de ser alguien muy poderoso, y estaba convencida de que me ayudaría en
todo lo posible para guiarme en mi camino.
—
Dime, Daphne, ¿qué puedes contarme sobre ti?
Aquella
pregunta me pilló por sorpresa. Realmente no sabía qué responderle. ¿Qué podía
contar sobre mí? Era una chica de pueblo, una simple aldeana cuyos padres
estaban muertos, y que casi fue violada en un bosque, curiosamente aquel que la
salvó y que ahora ella era la encargada de devolverle el favor. No había mucho
que contarle sobre mí, aún.
—
No creo que tenga nada interesante que contar — respondí.
—
¿En serio crees que no? Yo pienso que cualquier detalle de la vida de una
persona es importante. Quizás deberías valorarte más de lo que lo haces,
querida, pues te recuerdo que eres nuestra salvadora.
—
No sé cómo puedo ayudaros, no sé cómo conseguir ese poder del que todo el mundo
me habla.
—
Lo sé, y por eso estáis aquí, queréis hallar respuestas, y yo os ayudaré a
encontrarlas. Pero debes decirme algo, Daphne, ¿estás dispuesta a todo por este
bosque? ¿Estarías dispuesta a entregar tu vida, si fuera necesario, por
salvarlo a él y a todos sus habitantes?
Era
una pregunta complicada, a la vez que sencilla. Nunca me había planteado que
quizás pudiera morir en aquella aventura, pero sabía que era una posibilidad, y
aún más después de la pelea que habíamos disputado hace poco tiempo. Toda aventura
conlleva un riesgo, y yo sabía que aquello sería complicado. Sabía que no sólo
me arriesgaba a perder mi vida, sino a que aquellos que me importaban también
la perdieran, y quizás eso era lo que más me dolía y me preocupaba. Era fuerte,
o al menos, siempre intentaba serlo, pero no quería que nadie muriera por mí,
no podía dejar que pasara. Pero quería salvar aquel bosque con todas mis
fuerzas. No sabía aún por qué, no sabía la razón por la que me sentía tan unida
a aquel lugar, pero tenía claro que no podía dejar que nada malo ocurriese allí.
No podía dejar que aquel mago acabara con la vida tan hermosa de la que yo había
sido testigo. No podía dejar que aquel mundo oculto tras unos árboles se
perdiera. No podía permitir que el mal venciera en aquel lugar. Era especial, y
sabía que quizás algún día entendiera la razón por la cual me sentía así, pero
ahora mismo no me importaba. Sabía lo que quería, y era ganar. Quería vencer la
batalla que había dado comienzo, quería hacer todo lo que pudiera por salvar
aquel lugar. Lo tenía claro, y no había nada que pudiera hacerme cambiar de
opinión.
—
Sí. Estoy dispuesta.
¡Al fin conocemos a Athena, qué alegría! Y si ya quería sumergirme en tu bosque, ahora con estas descripciones aun más... y es que tu mundo entero es tan mágico.
ResponderEliminarAthena sí que es preciosa en mi cabeza, y tiene aquel aura que tendría una reina, a la vez que es tan amable.
Yo también confío mucho en Daphne, se nota que creció mucho en este viaje, y coincido en que debería valorarse más a sí misma, pues es una chica muy valiente.
Un capítulo fascinante, y no puedo esperar al próximo, donde seguramente vaya a aprender mucho más sobre esta dama misteriosa y el propósito de la protagonista en este bosque :).
¡Me alegra que te guste cada vez más este bosque! :)
EliminarEstoy completamente de acuerdo contigo. Daphne ha crecido mucho en esta aventura, y aún le queda mucho por vivir, por lo que estoy segura de que veréis una gran evolución en ella.
Athena será muy importante en todo esto, aunque aún quedan personajes por aparecer, y muchas cosas por ocurrir.
Gracias por pasarte siempre, Kuroneko, espero poder publicar pronto la segunda parte de este capítulo.
Un beso!